Abbás Ibn Firnás fue un brillante filósofo que además debió recibir una formación sólida en química, física y astronomía, principalmente.
Sus aptitudes como poeta y astrólogo le permitieron introducirse en la corte de Abderramán II (822-852), donde enseñó poesía.
Ibn Firnás fue artífice de numerosos inventos, algunos de ellos mencionados por los historiadores. Diseñó un reloj de agua, la clepsidra, llamado Al-Maqata-Maqata.
Fue el primero en desarrollar la técnica de talla del cristal de roca que hasta ese momento sólo los egipcios conocían. Creó una esfera armilar para representar el movimiento de los astros y un planetario que construyó en su casa, siendo el primero en utilizar en toda la península ibérica las tablas astronómicas de Sinhind, originarias de la India, básicas para el desarrollo de la ciencia europea posterior.
En 852 se lanzó desde una torre de Córdoba con una enorme lona para amortiguar la caída. el salto le ocasionó solo heridas leves por lo que es considerado el inventor del primer paracaídas.
Ya con 65 años se hizo confeccionar unas alas de madera recubiertas de tela de seda y adornadas con plumas de rapaces.
Con ellas se lanzó desde una torre hasta un valle. El aterrizaje fue malo ya que se fracturó las dos piernas, pero el vuelo fue en sí un éxito ya que permaneció en el aire una decena de segundos.
Tras el vuelo analizo y comprendió que tendría que haber añadido una cola a su artefacto. Murió doce años después, en 887.
En Occidente se habla de los hermanos Montgolfier como los primeros aeronautas con sus globos inflados con aire caliente, pero en los países musulmanes explican que el primer hombre que intentó volar es Ibn Firnas, 900 años antes que los Montgolfier