Nimesha Ranasinghe es un joven originario de Sri Lanka que puede hacer que experimentes sabores que no están realmente en lo que estás tomando o comiendo. Nimesha Ranasinghe es experto en ingeniería eléctrica y ciencias de la computación y uno de los principales investigadores del mundo en simulación eléctrica del sabor.
Para conseguir esta simulación de sabores aplica un pulso eléctrico muy débil en tu boca. Si lo tocaras con un dedo no lo sentirías, pero la lengua es tan sensible que siente una leve sensación.
Ranasinghe y su equipo en el Laboratorio de medios multisensoriales interactivos de la Universidad de Maine, en Estados Unidos, desarrollan herramientas electrónicas para engañar al cerebro. La transmisión de los pulsos no se realiza cubriendo la lengua de cables y electrodos, se trata de utensilios de uso diario como cucharas, palillos chinos, vasijas, vasos y copas que fueron diseñados especialmente para poder transmitir esta leve electricidad a la boca.
El objetivo inicial de Ranasinghe era buscar la manera de llevar la simulación eléctrica del sabor a la realidad virtual.
Halló documentos de la década de 1970 que describen el uso de cables de plata para explorar cómo está organizado el sistema de sabor, los participantes de aquel estudio reportaron sentir sabor salado o ácido cuando los cables se colocaban en sus lenguas.
Las sensaciones ácidas y saladas se detectan a través de los llamados canales iónicos, unas proteínas que controlan el paso de iones a través de membranas y que varían según el gradiente electroquímico de cada ion.
Al principio utilizó electrodos de plata para reproducir estos sabores pero los voluntarios se mostraban reacios a colocárselos en la boca. Entonces comenzó a desarrollar los utensilios que cumplen el mismo fin pero de manera más amigable. Con estos utensilios puede lograr que la comida sin sal esté salada o el agua ácido.
Ranasinghe y su equipo siguen buscado la manera de reproducir los otros sabores, que son más complejos de imitar: el dulce, el amargo y uno menos conocido y más difícil de describir que se conoce por su nombre japonés, umami.
Con la tecnología actual puede conseguir que un vaso de agua sepa como una limonada o incluso como un cóctel frutal. En este caso no solo interviene el sentido del gusto, sino también al olfato y a la vista con copas especiales que además de tener electrodos para recrear el gusto a ácido o salado, también se iluminan según el color de la bebida deseada.
El gusto frutal llega a través de la nariz: un dispositivo especial lanza un aroma que puede ser de limón, menta, fresa, chocolate … La mezcla de las tres cosas hace que el bebedor sienta que realmente está tomando una limonada, una margarita o un refrescante mojito.
Ranasinghe y su equipo los llaman «vocktails» (por «virtual cocktails» o cócteles virtuales) y ya han preparado videos en YouTube donde exhiben la copa especial y muestran cómo funciona la app que crearon para elegir, entre una variedad de opciones, la bebida que se quiere recrear.
Sin bien el experto comenzó su proyecto con la idea de ampliar la experiencia de la realidad virtual, no tardó en darse cuenta de que sus inventos tienen aplicaciones muy reales. Poder sentir que la comida está salada sin que tenga sal podría ser una bendición para todas aquellas personas con presión alta o problemas coronarios que tienen la sal prohibida. Iguamente las personas que tienen los sentidos disminuidos ya sea por una discapacidad o porque, por ejemplo, tienen cáncer y están recibiendo quimioterapia pueden ser otro objetivo que se beneficie de esta tecnología.
Otro desafío en el que trabaja Ranasinghe es poder «teletransportar» una bebida. El concepto es poder ofrecer una bebida que estas tomando a otra persona a través de un chat. Le invitas y si acepta, colocas un artefacto en tu vaso que calcula el sabor, el color y el aroma de lo que tomas y envías esa información al vaso electrónico de la otra persona, que solo contiene agua, pero que los electrodos, las luces LED y el dispositivo de aromas se encargará de recrearlo.